Holiii. Hoy vengo con una nueva sección! Hace un tiempo que tenía ganas de hablarles de algunas obras y clásicos desde un lado un poco más "complejo" que una simple opinión/reseña. No estoy segura de qué tantos clásicos entrarán en esta sección o si la voy a mantener activa constantemente. Pero espero que les guste! Por si no saben estudio Profesorado en Lengua y Literatura así que he abordado algunos clásicos desde textos y estudios más específicos en las distintas Literaturas que he tenido como materias.
Para inaugurar esta sección les quiero comentar algunas cosas sobre un cuento muy popular de Oscar Wilde. Lo que leerán a continuación son partes de un ensayo que hice para Literatura Inglesa el año pasado. Pero lo adapté para que no se incluyera la teoría de algunos textos y otras cosas. Así que comencemos!
Un fantasma ronda por los cuartos de un viejo castillo de Inglaterra
durante ya trescientos años. Por las noches se escucha el ruido de sus
cadenas crujiendo en el suelo y manchas de sangre surgen misteriosamente
a su paso. Parece ser que su única motivación después de la muerte es
atormentar a aquellos que se atrevan a vivir allí. Ha logrado espantar a
duquesas, doncellas, amas de llaves, sirvientes y grandes señores en
estos largos años. Pero con la llegada de una buena y honrada familia
americana, los planes de este fantasma comenzarán a cambiar.
Todos
estos elementos te llevan a pensar en las típicas historias de terror, o
concretamente en el famoso género gótico que tanto tanto entretuvo a los
lectores de la época victoriana. Sin embargo en el cuento del que vamos a hablar lo primero que atrapa al lector es su humor e ironía. ¿Humor
en una historia que debería generar miedo y terror? Esto solo lo puede
producir un autor tan controversial como Oscar Wilde.
Hoy les estoy hablando precisamente de El fantasma de Canterville,
uno de los cuentos más
populares y reconocidos del autor. Como dije su principal
característica es su humor irónico y cínico, su absoluta parodia a la
narrativa gótica. Este género es conocido por
sus ambientes lúgubres y seres paranormales, por la sangre, el dolor y
el horror. Pero, aunque en el cuento hay una alusión al
gótico por la ambientación y el recurso del fantasma, los hechos en vez
de infundir terror provocan risa. E incluso cierto grado de compasión
hacia el fantasma. Los sentimientos y villanos se invierten en esta
narración gracias a los recursos que se ven parodiados.
A
pesar de elegir como principal escenario un castillo y tener
descripciones de los lugares a modo de las grandes novelas góticas: con
bosques, noches tormentosas y relámpagos; nos encontramos al mismo
tiempo con motivos tales como la primera aparición del fantasma frente
al señor Otis:
Míster
Otis se calzó las zapatillas, cogió un frasquito alargado de su tocador y abrió
la puerta.
Frente
a él se encontró, iluminado por el pálido claro de luna, a un anciano de
aspecto terrible.
Sus
ojos parecían carbones encendidos. Una larga cabellera gris caía en mechones
revueltos sobre sus hombros. Sus ropas, de corte anticuado, estaban manchadas y
en jirones. De sus muñecas y de sus tobillos colgaban unas pesadas cadenas y
unos grilletes oxidados.
-Mi
distinguido señor -dijo míster Otis-, permítame que le ruegue encarecidamente se
engrase esas cadenas. Le he traído para ello una botellita de engrasador «Tammany-Sol-Naciente».
Dicen que una sola aplicación es eficacísima, y en la etiqueta hay varios
certificados de nuestros teólogos más ilustres que dan fe de ello. Voy a
dejársela aquí, al lado de los candelabros, y tendré un verdadero placer en
proporcionarle más, si así lo desea.
Dicho
lo cual, el ministro de los Estados Unidos dejó el frasquito sobre una mesa de
mármol, cerró la puerta y se volvió a meter en la cama.
El fantasma de
Canterville permaneció algunos momentos paralizado por la indignación.
El
pragmatismo del personaje irrumpe en la escena y provoca que el
fantasma pierda su esencia terrorífica. Y la gracia se multiplica cuando
vemos como Wilde parodia tan bien la personalidad de los americanos,
centrados en el materialismo y viéndose como una futura potencia
capitalista.
La empatía que comenzamos a sentir por el fantasma se intensificará cuando vemos que no da nada de miedo. Sufrirá las travesuras de los pequeños gemelos y el propio fantasma se asustará de ellos.
Ya
desde el principio del cuento se observa que la familia no toma en
serio la idea de que haya un fantasma en el castillo e incluso aunque
hubiera uno, lo consideran como un objeto más que adquieren junto con la
vivienda. A su vez más adelante, al advertir una misteriosa mancha de
sangre que se encuentra en la biblioteca, el hijo mayor inmediatamente y
con naturalidad procede a utilizar un producto quitamanchas para
eliminarla. Ignorando la historia macabra que les narra la ama de llaves
acerca del asesinato que se cometió allí (precisamente provocado por el
fantasma) y que llamaba la atención de los turistas. Una evidente
referencia a que el materialismo y el utilitarismo superan a cualquier
simple historia de miedo. O en otras palabras: lo material vence a lo
sobrenatural.
En
la figura del fantasma el autor se burla de su arraigamiento a las
costumbres típicamente inglesas. Es decir que notamos una crítica social
hacia el Imperio Británico, que vendría a ser algo snob y de mente
cerrada. En contraposición tenemos a la familia Otis que refleja como ya
dije el materialismo, egocentrismo y progresismo de la sociedad
estadounidense.
Oscar
Wilde fue una figura contradictoria ya que por un lado era
controversial y transgredía las normas puritanas de la época, el famoso
dandy que deberán asociar a su personaje Dorian Gray. Sin embargo al contrario de lo que se puede esperar... no se regocijaba en romperlas. Mostraba un costado
sorprendentemente moralista y aceptaba los castigos que merecían sus pecados. Quería
demostrar todo lo malo de la sociedad victoriana pero al mismo tiempo él
formaba parte de esta sociedad y no podía desasirse del todo de ella.
Esta tensión entre lo políticamente correcto y la crítica social se puede ver en el cuento. Hay un momento de ruptura
donde el fantasma de Sir Simon Canterville pasa de ser el típico
espectro que quiere generar miedo, a una víctima de la familia Otis.
Pasamos de la risa que nos generan las travesuras y los comportamientos
de los distintos miembros de la familia, a sentir compasión y lástima
por el pobre fantasma agobiado.
Y es en ese momento
donde aparece con fuerza la figura de Virginia, nombre simbólico de
virginidad y pureza, para encarnar todos los valores moralistas de la
época. También hay que destacar que ella representa los ideales de
belleza y perfección victoriana. Con este énfasis en la joven, el relato
se vuelve más espiritual y serio dejando atrás los momentos divertidos.
Aquí
es donde el lector entra en duda: ¿toda esta
parte del cuento también es una burla hacia lo extremadamente religioso y
puritano? ¿O no? Tal vez quiere imponer un personaje modélico o quizás
siga siendo todo una crítica social y parodia. Como siempre.. es
ambiguo.
Si hay algo claro es que la figura del
fantasma está ampliamente humanizada. El lector olvida por un momento
que es un ser malvado que asesinó a su esposa y se divertía atormentando
a la gente, y llega a sentir empatía por todo lo que está sufriendo.
Mientras que por otro lado la familia Otis (exceptuando a
Virginia) se torna más fría y malvada que el propio fantasma de un
asesino. Un curioso cambio de papeles que provoca desconcierto a la hora
de determinar quiénes son los villanos en el cuento.
El
autor nos da un fuerte mensaje de que parece ser que en la sociedad el
dinero y utilitarismo están prevaleciendo por encima de lo espiritual y
los valores. Una crítica social (revestida de humor e ironía) que
incluso sigue siendo vigente en la actualidad. También los prototipos
de la sociedad inglesa y estadounidense se mantienen.. es por esto que nunca nos
cansaremos de leerlos siendo llevados al extremo.
Estas temáticas y críticas nos siguen movilizando hasta hoy en día y nos causan la misma gracia que les causaron a los lectores de la época de Wilde. Es por esto que es importante seguir leyendo y disfrutando estos clásicos que nunca se vuelven viejos.
Hola Anto, acá tu seguidora número 1 jajaja. Siempre es bueno leerte <3 Justo hoy escribí un post de un libro de Wilde.
ResponderBorrarMe encantó el post. No sabía que estudiabas letras, re linda carrera, tengo muchos recuerdos lindos de las clases de literatura del secundario :)
Este libro lo leí cuando tenía 10 años y lo amé. Hasta me acuerdo que nos tomaron un examen y me saqué un 10 jajaja.
Me re gustó como escribiste la entrada, se nota una diferencia con tus otros post y está buenísimo, así se nota bien la diferencia entre una sección y otra :) Además te quedó super profesional. Me encantó y me encantaría leer más clásicos analizados así. Un beso.